El aceite en los motores actúa como lubricante, refrigerante y agente limpiador. Su función principal es reducir la fricción entre las partes móviles, evitar el sobrecalentamiento y eliminar los contaminantes del motor. Sin un mantenimiento adecuado, el aceite pierde sus propiedades, lo que puede llevar a un bajo rendimiento, fallos mecánicos y averías graves.
Aumento de la fricción entre las partes móviles, acelerando su desgaste. Además, el aceite en mal estado puede contener contaminantes y humedad, provocando corrosión y daño a las piezas internas del motor.
El aceite deteriorado no puede disipar el calor eficientemente, causando sobrecalentamiento y posibles daños graves al motor, lo que puede requerir reparaciones costosas o incluso la sustitución del motor.
Los contaminantes y residuos en el aceite pueden obstruir los filtros, reduciendo el flujo de aceite y aumentando el riesgo de daños. La acumulación de lodos y depósitos en el motor también puede obstruir válvulas y conductos, afectando el rendimiento y la eficiencia.
El mal mantenimiento del aceite puede resultar en fallos frecuentes en el motor y costosas reparaciones, incluyendo la sustitución de componentes importantes y, en casos extremos, del motor completo.
El mantenimiento adecuado del aceite es fundamental para evitar averías costosas y prolongar la vida útil de la maquinaria y los vehículos. Con prácticas adecuadas, puedes asegurar un rendimiento óptimo y una operación sin problemas.